Saturday, February 20, 2010

Teressali (con acento en la i)


¿Quien eres?- pregunte a la sombra detrás de mi, creada por la luz frente a mis ojos -Soy quien siempre has querido ser y no te atreves- contesto una voz suave, tan parecida a la mía, pero aquella voz tenia cosas de la que yo carezco, una completa seguridad de que sus palabras eran escuchadas, entendidas y apreciadas, y si acaso no lo eran parecía importarle poco.
¿Que deseas?- volví a musitar incrédula, las sombras no hablan, ni siquiera son materia, son simples rejuegos de la luz, herramienta que utilizo en mis pinturas para profundidad o carácter, no un "ser" con quien converse amenamente o de quien me sienta amenazada, como ahora. –Deseo que me des la mano- contesto de inmediato, como si ya supiera mi pregunta antes de yo formularla – y que juntas caminemos, para formar un solo ser, tu sabes a lo que me refiero- Voltee despacio, como si ya supiera lo que iba a encontrar detrás de mí, no la oscura silueta de mi curveada figura femenina reflejada en el suelo, si no mi reflexión, -Doppelganger!- grite en mi perfecta pronunciación del calificativo en mi segundo idioma, ingles. Ahí estaba de pie, como si de un reflejo se tratase era mi imagen, no, era la imagen que siempre he querido ver frente al espejo, era todo lo que siempre he deseado, incluso su mirada me obligaba a temblar silente, porque me sentía como el error y a ella como la perfección alcanzada por mi alma que venía a reemplazarme y a enviarme a mí, lo imperfecto al mundo invisible.
Pero sus ojos no dejaron de verme, parecían dos cristales color café, que cambiaban de vez en vez a un intenso azabache, que brillaban por detalles de luz o detalles del alma, después de todo son la ventana a la misma. –No soy un demonio- respondió entonces, rompiendo su silencio un tanto atemorizante –Tampoco soy una criatura divina, soy lo que deberías ser y no te atreves… ¿por qué tanto miedo, Lissarette?- la pregunta me tomo de sorpresa, y no quería demostrar mi sorpresa o mi miedo y con mi boca bien puesta le conteste desafiante - ¿miedo? Ha! No conozco que se siente ni tampoco el termino- no sabía si estaba mintiendo, la respuesta salió como automática, entonces se escucho una risilla burlona de parte de “ella”, que poco a poco rompió a ser escandalosa, un poco molesta, y de repente el silencio volvió a reinar, solo nuestras miradas conversaban entre ellas, y las animas invisibles y divertidas eran las únicas que podían escuchar lo que nos decíamos, en aquel lenguaje inentendible para los humanos, esos detalles que podrían percibir pero se les escapan ocupados en su mortalidad imperfecta.
¿Tienes nombre?- fue lo único que se me ocurrió preguntar .Sus pies se movieron con una gracia absoluta, como si de un espectáculo se tratara, llevaba puesto un vestido blanco largo que arrastraba detrás y tenía el pelo largo y ondulado, revuelto y desordenado pero aun así era bella, de una manera externa e intrínseca que podía percibirse a leguas, La ame, la desee y la odie a la vez mientras se acercaba y sus labios rosados bailaron el compas para pronunciar en mi oído, en un susurro indeleble – Teressa, Teressali-